martes, 29 de noviembre de 2011

RELATOS SOBRE: 17 EUROS

 

En el blog EURO-PA-LABRA en el mes de octubre han editado, con la intención de llevarlo hasta Bruselas, 17 relatos de entre los 24 participantes. Lo han hecho con tanta humildad y cariño, que para los que hemos participado se ha convertido en algo GRANDE. El mío es el segundo que aparece en el PDFde la Dirección General de Economía y Asuntos Europeos del Gobierno de Cantabria. Desde ahí podéis acceder al PDF y leer los relatos, yo, la verdad no tenía mucha fé en el mío, pero ahí está.:
REFLEXIONES DE UN EURO

Me mareo. No paran de removerme dentro del bolsillo. No sé para que me han traído hasta aquí, estaba mejor en España, allí vivía tranquilo dentro de la hucha de Guille. ¡Era tan emocionante formar parte de su sueño! Ya éramos 17, le faltaban 90 para conseguir su primera bici, pero se acabó, su padre me cambió por dos monedas de 50 céntimos y estoy dentro de su bolsillo junto a un dólar que me mira con suficiencia, -por poco tiempo- me digo, los euros somos como los habitantes de los países que nos han forjado: luchadores y fuertes.

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA VIDA B DE DON ATILANO

A D. Atilano no le gustaba su vida.  Él no gustaba a quienes le rodeaban. Todos los días se dirigía a su trabajo en el banco, llegaba puntual y cumplía escrupulosamente sus obligaciones. Sus compañeros apenas si intercambiaban con él algún que otro comentario trivial, sobre el tiempo, el volumen de trabajo y poco más, si alguna vez se animaba a compartir la cervecita de los viernes se sentía fuera de lugar, sus palabras eran insustanciales e inoportunas, su presencia postiza y pesada.
En casa su vida cambiaba bien poco, vivía con su madre y ambos eran de pocas palabras, sus silencios eran tan espesos que cualquier sonido temía sumergirse en ellos.
Pero Atilano tenía una gran pasión: era fan de la música de los 60, y en internet encontró un modo de vivirla y compartirla sin que su gesto -entre el enfado y el asco- y su tono de voz -apenas audible- le hicieran invisible.
Su blog fue creciendo y creciendo gracias a sus exclusivas aportaciones, tenía ya un nutrido grupo de seguidores, en su perfil D. Atilano aparecía con un aspecto juvenil y desenfadado en una de las pocas fotografías que tenía sonriendo, el photoshop hizo el resto.
Su vida B era perfecta; allí era alguien, tenía seguidores que admiraban sus conocimientos y aplaudían su ingenio, su popularidad fue creciendo, quisieron conocerle. D. Atilano, horrorizado, no volvió a conectarse y su carácter se agrió aún más, fue cosechando antipatías y rechazos nuevos en su día a día.
Pronto encontró una salida, también era amante y profundo conocedor del cine de los 60; nueva identidad, nuevo blog, nuevo y seductor perfil. A partir de las cinco de la tarde a golpe de tecla, su nueva vida B mitigaba la soledad y el vacio de su rutinaria existencia.

REGALO

Frente al soportal que cobija nuestras soledades y silencios, hay un puesto de lotería; la anciana que lo custodia vende sueños por 20 €, demasiado caros para quienes tan solo poseemos la piel que nos viste y poco más.
Hoy he tenido suerte, la cercanía de la Navidad y mi recién conquistado hueco a la puerta de la catedral, han llenado mi lata con una cifra importante: 21,33 €, me da para comprar un sueño y aún me sobra…, aunque el sonido de mi estómago reclama urgentemente algo caliente; miro a una de mis nuevas compañeras que dormita en el suelo, entre cartones; llegó hace dos días, siempre está callada y sola, le gusta bailar, lo sé porque la otra noche vi cómo sacaba de una bolsa un viejo tul con el que rodeó su cintura, tarareó una cancioncilla y agitó sus brazos en un baile que finalizó entre lágrimas. Me hubiera gustado saborear la sal de su dolor y borrarlo, no sé de donde brota, pero no es justo que su juventud arrastre tantas sombras.
Sus ojos poseen un insondable abismo de abandono y desolación que me conmueve.
Cruzo la calle, le entrego el dinero a la lotera ignorando las protestas de mi estómago vacio y, con el boleto en la mano me acerco a la muchacha, responde al suave roce de mi mano sobre su hombro con una mirada hostil, quién sabe de qué meditaciones o sueños la habré sacado.
Coloco el décimo en su mano, en silencio, ese es nuestro lenguaje; interiormente deseo que mi regalo llene de luces sus profundos ojos.

http://www.ivoox.com/regalo-yolanda-nava-miguelez_md_788608_1.mp3

sábado, 26 de noviembre de 2011

EL ÚLTIMO TREN

Son las doce horas, un minuto y quince segundos, la impaciencia está tensando mi cuerpo, el tren se está retrasando.
Me relajo pues siento en mi espalda cómo vibran los raíles de la vía, ya llega... ¡Ya llega!, miro el reloj para ver la hora exacta a la que pasa hoy: son las doce horas, dos minu…

jueves, 24 de noviembre de 2011

MAGISTRADO (Seleccionado I Concurso relatos sobre abogados)

El pesado expediente resbaló peligrosamente entre mis manos: maletín, teléfono móvil, llaves..., conseguí salvarlo de la caída y entonces le vi. Era un pequeño cachorro de ojos penetrantes, intenté esquivarle pero se acurrucó a mis pies alzando sus ojillos hacia mí en una tierna mirada, intenté explicarle con la mía que mi trabajo de abogado, es incompatible con el cuidado de una mascota; entonces emitió una especie de gemido mientras bajaba tristemente la cabeza. 
Ese gesto desarmó todos mis argumentos dejándome a su merced. 
Han pasado unos meses y "Magistrado"(así bauticé a mi pequeño beagle), es mi flotador cuando el peso de mis múltiples casos amenazan con ahogarme. Su aparición en mi vida ha tenido la providencia de hacer de mí una persona más feliz y por lo tanto, una persona mejor.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

PLURIEMPLEO (Seleccionado I concurso sobre abogados)

Limón, payaso, código, mudanza y contencioso. (obligatorias) máx. 150 palabras
PLURIEMPLEO
En su tiempo libre viste un traje multicolor con enormes zapatos y roja nariz, reparte sonrisas entre los que penan en los hospitales y recibe a cambio, gratitud. El resto del tiempo está inmerso en interminables contenciosos, consultando gruesos tomos del código civil, penal..., su mudanza en el atuendo la hace también en su corazón, conduce muy concentrado su utilitario color limón hacia el juzgado con la esperanza de recibir, al igual que en su labor como payaso, como pago a su trabajo, sino gratitud, si al menos, justicia.

MERMELADA (Seleccionado I concurso relatos sobre abogados)

Mermelada, marmota, fianza, estrado y abogada (obligatorias) max. 150 palabras             
El portazo sonó a música celestial ya que venía precedido del anhelado silencio. Los gritos comenzaron a la hora del desayuno: no quedaba mermelada. 
Primero una queja, después los insultos y esa ira incontenible que descargaba con furia sobre ella. Al menos en esta ocasión sólo sufrió un leve empujón, que no le dejó marcas. Se vistió con rapidez pues el juicio comenzaría en una hora. Era la abogada de un importante traficante de pieles: nutria, visón, marmota... Su defensa era todo un reto profesional en el despuntar de su carrera. Llegó puntual. La vista comenzó y, en el estrado el hombre que horas antes la agredió, ofrecía ahora un semblante sereno y seguro, propio de quien tiene la gran responsabilidad de administrar justicia. 
En tono frío e impersonal fijó la astronómica cifra para la fianza. De soslayo la miró, iracundo.

SOBORNO A DOMINGUEZ (Seleccionado I concurso relatos sobre Abogados)

Max. 150 palabras. obligatorias: espia, SENTENCIA, COHETE, LETRADO, gominola
SOBORNO A DOMINGUEZ
Archivo: nuevo. Empieza otra jornada laboral, redacto un nuevo recurso, estudio el sumario, me pierdo en mil cavilaciones..., mi cabeza da vueltas. El caso no es fácil, un espía industrial pone en peligro la fabricación de un sofisticado cohete, los datos me marean, me cuesta procesarlos, será difícil conseguir una sentencia favorable..., consultaré a Domínguez, es veterano y sé que soy su letrado preferido dentro del bufete. Me dirijo a su despacho no sin antes coger una bolsita de surtidas gominolas, son su debilidad, le sobornaré con ellas, las de fresa le pierden. Escape, salir, me escapo y salgo..., ¡maldición! Domínguez está con Arturito quien le alarga, sonriente, una bolsa de gominolas de fresa espléndidas. ¡Estoy perdido!