lunes, 27 de febrero de 2012

"La pieza perdida" Cofinalista en concurso minificciones de TripleC

LA PIEZA PERDIDA

Se acerca presuroso a recoger del suelo la lágrima cristalizada que está  junto a un cuerpo al que le falta un ojo.
A toda prisa coloca la lágrima en la mejilla del juguete y consulta la hora: faltan diez minutos, si el  ojo no aparece, cuando el reloj marque las doce y el rey cobre vida, no le gustará la imagen que le devuelve el espejo en el que siempre se mira. Su furia caerá sobre él.
La última vez tuvo más suerte: desaparecieron ambos ojos.



 Valoración del jurado Gieselle Aronson  de la IV Quincena:
Es una buena idea y el toque de ironía del final le da cierto brillo. Quizás sería un aporte beneficioso, aclarar  los referentes a los que aluden los artículos.

domingo, 19 de febrero de 2012

EL ANUNCIO

El llanto de un bebé se colaba en sus sueños. O en sus realidades. Su habitación estaba pegada al salón y el llanto parecía llegar del otro extremo de la casa, de la habitación pequeña. Con toda seguridad procedía del piso contiguo pues estaba sola.
Intentaba distraer sus pensamientos con otras cosas para olvidar el pertinaz sonido. Al día siguiente tenía que ir de compras, faltaban mil detalles para convertir el piso en un hogar, para eliminar ese aire aséptico que convertía sus estancias en lugares desangelados. También tenía que arreglar papeles: bancos, empadronamiento…

El llanto otra vez. Con distinto ritmo, pero más vivo aún.
Se sorprendió yendo a inspeccionar la habitación de la que parecía venir el sonido. Este evidenciaba a medida que se acercaba, su realidad. Temblando empujó la puerta, el sonido cesó y del otro extremo de la casa, el que ocupaba su propio cuarto, brotó una nana infantil en una voz dulce y maternal.
Recordó el anuncio: precioso piso a interesante precio, le cautivará, está lleno de vida.


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miércoles, 15 de febrero de 2012

UNA LÁGRIMA ENTRE LOS DEDOS



Coloca con delicadeza la lágrima de cristal debajo del ojo derecho y se aleja para apreciar el resultado. Siente esa sensación de vacío, de irreparable pérdida, casi de orfandad, que le invade cuando finaliza una obra y  ha de separarse de ella.  
El resultado nunca es perfecto. Aunque esta vez ha estado cerca. La imagen parece tan viva..., las lágrimas que se deslizan por el marmóreo rostro tienen un aspecto tan real que al rozar la más cristalina con sus dedos, esta se vuelve líquida entre ellos.
Se apoya sobre la escultura de la hermosa dama y siente como la carne de ella, contundente y cálida, late bajo sus manos.
Tiene que ser el agotamiento, veinte horas de trabajo diario durante meses, pasan factura.
Una voz suave que sale de la boca de la efigie, repite las palabras que años atrás pronunciara el gran maestro: “un día tu obra será tan perfecta, tan tuya, que cobrará vida y no querrá separarse de ti”.

sábado, 11 de febrero de 2012

A MARIQUITA PÉREZ

Era de porcelana,  tenía unos grandes y expresivos ojos castaños, sus pómulos eran sonrosados a tono con su pequeña boca carmesí, poseía una espesa mata de pelo que yo peinaba cada día; llevaba un vestido a rayas rojas y blancas, sus zapatitos eran bajos y se cerraban con una fina tira alrededor del pie. Era mi muñeca. Ella fue mi silenciosa e incondicional amiga, en mi infancia.
Aunque nunca mudaba la expresión de su rostro, parecía escucharme cuando le contaba mis penas, parecía feliz cuando yo lo era.
Recuerdo el día que la abuela me sorprendió asaltando sus mal escondidos dulces, o el día que me mamá me castigó por destrozar su pinta-labios, estuvo a mi lado y sufrió conmigo el peso de las reprimendas.
Después de tanto tiempo ha aparecido en un  viejo baúl: su vestido raído y roto, un ojo casi despintado, la boca decolorada por el paso del tiempo y un pie descalzo.
Desterrada de su encierro, me propongo recomponer su aspecto y encajarla en un lugar privilegiado en el puzle de mi vida.

jueves, 2 de febrero de 2012

UNA SONRISA PEGADA A MI ALMOHADA



Tus gritos violaban el silencio de nuestras negras noches, las estiraban y alargaban en agonías secas, el dolor se congelaba agazapado entre mi impotencia y tu aislamiento. O mi aislamiento y tu impotencia. Nada salía de tu boca yerma, sólo tu cuerpo enviaba una y otra vez un mensaje incomprensible con su constante balanceo.
Una noche todo cambió. Te quedaste muy quieta y la expresión boba de tu cara se mudó en una sonrisa que reavivó mi esperanza y la estranguló al momento. 
Las noches han recuperado su esencia y son sólo silencio y negrura, perdido en ellas evoco la sonrisa que dejaste posada a tu lado de la cama, ella es ahora, la luz que me ilumina.