Foto de García Rodero
TENDALES
Los días soleados las
cuerdas de mis vecinos se llenan. Del tendal de Paqui, la peluquera del
primero, cuelgan un tío cachas y otro trajeado con pinta de comercial, de esos
que llevan el maletín lleno de tintes y mentiras, así, zarandeados por el
viento, sujetos con pinzas fosforito, parecen dos peleles.
Las cuerdas de doña
Angustias, la viuda del segundo, con sus vestidos hambrientos de colores,
semejan un ramaje lleno de cuervos.
En el tercer piso, el que
ocupa el joven estudiante de solfeo, una partitura, posible pasto involuntario
de la lavadora, reparte acordes que al capricho del viento se cuelan por las
ventanas abiertas y suben hasta la azotea.
Pero el tendal que más llama
mi atención es el que tengo debajo. Está lleno de bodys, pijamas diminutos y patucos
con olor a vida. No puedo evitar sentir envidia mientras lleno el mío de
estériles grises y rutina.
Le comento a Miguel lo
afortunada que es esa chica pese a estar sin pareja, él asiente y agita el
periódico que finge leer pegándolo aún más a su cara.
Este relato ha llegado a las deliberaciones finales en el blog Esta Noche Te Cuento, recibiendo una mención; la temática era la inspirada en la foto de arriba, de María Rodero.
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