Pinki era un perro más bien soso, y vago, se pasaba el día tumbado y cuando lo llamaban apenas si alzaba la cabeza perezoso, con desinterés; su dueña, Marieta, era una costurera que se pasaba los días faenando entre hilos, telas y agujas. A su lado Pinki era un compañero silencioso y fiel. Entre tanto trajín, a nadie le ha de parecer raro que una aguja fuera a caer sobre el lomo del perro, que al notar el pinchazo, se rascó, introduciéndola dentro de su cuerpo; la aguja estaba enhebrada con hilo dorado pues nuestra costurera estaba cosiendo una capa para un mago. Pues bien, de pronto Pinki alzó sus orejas en actitud expectante y comenzó a elevarse y a flotar por la habitación, subía y bajaba, subía y bajaba, ladrando como nunca antes había hecho, con unos ladridos como ecos de risas, la costurera lo miraba con los ojos y la boca muy abiertos, sin saber qué hacer ni qué decir. Cuando el perro pasó a su lado, ella vio sobresalir el hilo dorado y lo cogió al vuelo. Inmediatamente fue elevada por los aires y salió junto con Pinki por la ventana, ambos desaparecieron entre las nubes que se alzaban por encima de las copas de los árboles del jardín.
Este cuento ha surgido de un ejercicio que me propusieron en el curso El gozo de escribir para utilizar binomios (yo elegí: perro/aguja), no tengo experiencia en cuentos infantiles, pero surgió este que espero no juzguéis muy severamente. Estoy aprendiendo. Besos.
Vaya con el perro soso, tal vez solo necesitaba una pizca de sal...
ResponderEliminarMe encanta el tono fabuloso de estos relatos, Yolanda.
Un beso
Juan M
Gracias Juan Manuel, es mi segundo cuento infantil y surgió como apunto en la entrada, de un ejercicio que nos propusieron en el curso que estoy haciendo.
EliminarBueno, mi segundo cuento infantil publicado aquí en el blog, tengo unos cuantos más pero son muy extensos.
EliminarMágico el texto. Al perro no le hizo falta mucho para descocarse. Escribir para los infantes es una bonita labor y a mi corto entender creo que has empezado bien.
ResponderEliminarComo me gustaría apuntarme con una aguja mágica y volar al país de nunca Hamás... Será cuestión de soñar. Felicidades de nuevo pir este sugerente relato
ResponderEliminarAapuntarme: pincharme
ResponderEliminarHamás: jamás
Pir: por
Correcciones
Bonito cuento. Bonito final. ;)
ResponderEliminarCuando Pinki se clava la aguja, temí lo peor. Me ha sorprendido gratamente el giro que le has dado al cuento. Delicioso.
ResponderEliminarAbrazos y besos con su pizca de magia.
Muy ingeniosa la forma de hacer magia en los protagonistas del cuento, está muy bien narrada la imagen del perro fiel al lado de su dueña, y como esa tranquilidad de pronto se convierte en un hecho mágico.
ResponderEliminarAbrazos y a seguir escribiendo.
Puri
La magia se esconde en cualquier parte. Un beso Yolanda.
ResponderEliminarMuy tierno y bien descrito ese perro soso. Antes de contárselo a un niño hay que prepara las respuestas a las previsibles pregunta de qué pasó con Pinki y Marieta. Y eso da para más cuentos. Los esperamos.
ResponderEliminarUn beso Yolanda.
Juan Manuel, Mei, Jacque , Juan Antonio, Lola, Dulcinea, Mar y Rafael, gracias por pasaros y opinar.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Buen binomio Yolanda; lo que me parece raro es que toda una experta en relatos y micro relatos como tú siga reciclándose.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por lo de experta (más quisiera yo).
EliminarReciclarse es muy saludable y necesario.
Fuerte abrazo y gracias por tu visita.
¡Magia pura es este texto! Solo nos hace falta un pequeño pinchazo para que todo cambie.
ResponderEliminarUn placer que este hilo me haya traido hasta aquí. Seguiré cosiendo con tus letras.
Te invito a mi espacio cuando gustes.
Besos de GofioconMiel
Qué bonito relato, Yolanda, me llevó a mi infancia, qué lindo sería que nos volvieran a leer cuentos así.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Pues parece que lleves escribiendo relatos infantiles todas las vidas. Enhorabuena!!! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos.