No
es fácil ser pájaro. En un cuerpo tan pequeño y frágil pueden cebarse los
salvajes vientos y la saña de ciertos cazadores. Además, las plumas pueden
convertirse en un pesado lastre bajo los abrasadores rayos del sol de agosto.
El pez escucha las quejas que el pájaro hace apostado en una rama que roza el
agua; boquea furioso e impotente, lleno de rabia hacia aquel que dueño de su
sueño, lo llena de fisuras.
Para leer la revista pinchad aquí
Con este micro participé en el número del mes de Octubre de la revista Valencia Escribe
¡Enhorabuena por la publicación, Yolanda!
ResponderEliminarEn este microrrelato se hace bueno el dicho de que nuestras penurias pueden ser los sueños de otros y así sucesivamente, en una cadena que puede ser inacabable. Me ha gustado mucho.
Abrazos.
Muy bueno, Yolanda. Menos mal que en el mundo de los humanos esas cosas no pasan... ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen relato Yolanda estás últimamente que te sales y muy aleccionador el texto.
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué bonito! Tú si que estás que te sales.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Toda una fábula. Nunca estaremos conformes con nada.
ResponderEliminarUn saludo.
De manera poética y con una fábula. Felicidades por la publicación, Yolanda!
ResponderEliminarQué bien!, los pesimistas y los soñadores. Suele pasar así en la vida real. Enhorabuena por pasearte por Valencia.
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