Desde que Caperucita emigró
a Manhattan, allá en el bosque nada es igual. El lobo anda cabizbajo y tiene
mal pelaje; en sus pupilas no brilla la lujuria. En la casa de la abuelita
reina el silencio y no se come otra cosa que verdura; añora las tortitas y la
miel y está cansada de hacer calceta. Necesitada de emociones, a veces se hace
la encontradiza con el cazador que ni siquiera la mira. Allá en Manhattan, una
jovencita de mofletes sonrosados los recuerda sin nostalgia mientras se pasea
por las pasarelas con sus caperuzas carmesí, que ya marcan tendencia.
Ganador semanal en Wonderland de RNE, 100 palabras justas. Han sido finalistas Patricia Collazo, Miguel Ángel Cejudo y Rafael Olivares, para escuchar el relato pinchad en el siguiente enlace, en el minuto 40:12, acceder desde aquí
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Enhorabuena!! Lo que da la Cape, qué bárbaro. Besos.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Yolanda! Una revisión del popular cuento con mucho ingenio y sentido del humor.
ResponderEliminarBesos.
Yolanda, felicidades. En el pódium del Wonderland! Muchas enhorabuenas!!
ResponderEliminarBuena versión libre del clásico mola caperucita en manhatan. Abrazos
ResponderEliminarEnhorabuena, Yolanda. Ahora sí, en tu casa. Original prolongación del clásico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Coincidimos con las Caperucitas... y nos trajeron suerte. Si es que esta niña da mucho, pero mucho de sí.
ResponderEliminarEnhorabuena, Yolana.
Gracias Javier, Nico, Mei, Manuel, Miguelángel y Elisa por pasaros y opinar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta! Hermosas palabras que hacen fácil ver a Caperucita por Manhattan.
ResponderEliminarGracias Rosagua! Un abrazo y gracias por tu visita.
EliminarEnhorabuena por tu relato. La verdad que haces que uno lo viva en primera persona. Saludos. www.observoidiotas.com
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