Hay
veces que el cielo se junta con la
tierra y —créanme— mejor no estar en medio. Yo viví uno de esos momentos. Era una
noche estrellada. Hermosa. De esas que inspiran a los poetas y cautivan a los
enamorados. El suelo empezó a moverse y un fuerte estruendo silenció el pitido
de la cafetera y el sonido del galope del miedo por mis venas. Todo se
oscureció al principio para iluminarse después con el fulgor de una estrella de
cinco puntas que se clavó en el jardín, en el punto exacto en el que
florecieron los pensamientos que planté cuando te fuiste. El ordenador cayó al suelo,
pero en el monitor seguía –nítido- el mensaje de la clínica. Entonces pensé que
quizá habías vuelto para ayudarme. Miré hacia arriba buscando tu nave, pero no
había cielo, yacía desordenado en nuestro tejado, en la carretera secundaria
que conduce al pueblo, en nuestra casa, impregnado de olor a café. Sorteé
cuerpos celestes, asteroides y masa espacial durante horas, hasta que, con las
manos sucias y los pies sangrando, comprendí que de nada sirve remover cielos y
tierra en busca de quien no quiere ser hallado.
Esta fue mi aportación para ENTC tema "el espacio". Ver aquí
Buenas imágenes y homenaje a Mari Trini.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias por tu visita y opinión, Torcuato.
EliminarMuy bueno. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo cálido.
Gracias Lola, un placer "verte" por mi casa.
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