OFRENDAS
En la sabana reinaba una
quietud extraña. La laguna era un lodazal sin apenas agua. En lo alto de una
cima los animales imploraban al dios de la lluvia.
—Te daré el dibujo de mi
piel –susurró el leopardo.
—Te ofrezco mis rugidos;
dijo un vacilante león que no deseaba renunciar a lo que ofrecía.
—Mi esbelto cuello puedes
acortar –murmuró la jirafa mirando al cielo.
Pero sólo el plomizo sol
parecía escuchar. Cabizbajos, iniciaron el
descenso hacia la llanura.
De pronto, una sensación
casi olvidada paralizó sus pasos, la lluvia les regaló –generosa- su caricia
anhelada.
El león quiso rugir de
alegría, mas de su garganta no salió sonido alguno; el leopardo quería ver el
bello dibujo de sus motas oscuras sobre su piel mojada, pero, en su lugar sólo
encontró un brillante pelaje monocromo; la jirafa -estupefacta- observó cómo
las copas de los árboles se alejaban de ella.
Anansi, el buen dios,
atendió diligente sus ruegos.
Este relato aparece en el libro digital que CASA ÁFRICA realiza en cada concurso con los relatos ganadores y los 50 finalistas. Para leer el resto pulsar aquí
Enhorabuena, Yolanda. ¿En cuántos libros estás? Me gusta este relato fábula en el que la moraleja no hace falta pues ya la sabemos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier.
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