"ÚLTIMA VOLUNTAD"
Hay días que Lupe me recibe
llena de ausencia y desmemoria. Esos días no me pide que le hable sobre “lo de
ahí afuera”, ni me llena de besos ni risas. Esos días sus ojos son abismos y su
boca un nido de silencio. Nos sentamos a ver los rosales en floración, a
escuchar el canto de los pájaros y a esperar que el reloj marque el final de la
visita. Son días hueros. Horas en blanco. Volver y encontrarme con la Lupe de
verdad es el único remedio para compensar ese tiempo hueco.
La última vez que la vi estaba
contenta. Tenía planes. Había recibido una llamada de su sobrina: ¡iba a venir
a verla!, para Semana Santa, le había prometido, y traería a las niñas. Me
enseñó otra vez la foto. Dos pequeñas idénticas, vestidas con el primor de los
domingos, sonreían junto a su madre que miraba con orgullo a una cámara que
probablemente sujetaban las manos del padre de las criaturas. “No vienen por su
culpa”, aseguraba la anciana refiriéndose a él, como si la culpa pudiera ser
solo una.
Pero la visita nunca llegó porque
el destino dijo no y en su lugar envió a la anciana un visitante invisible que
ni siquiera la dejó despedirse de mí porque era martes, y los martes tocaba visitar a doña Puri y llevarle la compra de la semana.
Me dijeron en la residencia
que antes de subir a la ambulancia les encargó que todo lo suyo fuese para mí.
Así que me han entregado su ropa, su cartilla, los trabajos que hacía en las
manualidades y la foto de su sobrina con las niñas. Hoy la he conocido. Llegó
muy nerviosa, acompañada de un señor armado de corbata y maletín, a reclamar lo
que era suyo. Su tía, se encargó de decir al personal de la residencia, era
soltera, no tenía nieta ninguna. Como si ellas no lo supieran. Para calmarla le
he entregado todas sus cosas. Solo cogió la libreta y el papel con la
última voluntad temblona de la anciana. Todo lo demás quedó allí, sobre la cama
vacía. Lo ordené con un amor desprovisto de títulos, que se derramó salado sobre
la alegría de las tres féminas de su familia, que contemplaban la escena encerradas en papel cuché
de 10 x 13.
#NuestrosMayores
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