miércoles, 21 de marzo de 2012

DAÑOS COLATERALES

La casa entera se desplomará sobre ella. Ya sucumbieron las flores del jardín rendidas al frío de sus manos. Y las mascotas. Flu-flu, el canario, poco a poco fue apagando sus cánticos y una mañana apareció tieso dentro de su jaula. Le siguió Mis-mis, el meloso gato de pelo gris, el veterinario no encontrando una lógica para su muerte, dictaminó que la causa pudo ser el envenenamiento provocado por algún alimento en mal estado que comiera por ahí, callejeando.
Pronto la casa comenzó a morir también: las paredes se llenaron de agujeros y desconchones, los muebles, de carcoma. No iba a volver. La certeza de su ausencia clavaba una estocada mortal en su pecho. El aire de la casa contaminado con su recuerdo la impedía respirar; rendida, se dejó caer en la destartalada cama mientras las grietas de las paredes se agrandaban y el techo cedía sellando su tumba.

lunes, 12 de marzo de 2012

AL CISNE BLANCO DEL LAGO




Ilustración: Sara Lew


Me llenaré de ojos para  no perderme ninguno de tus gestos, para emborracharme con la magia de tus movimientos, para mirarte hasta que los párpados rendidos se desplomen como hojas de otoño. Y de alas, todo mi cuerpo alado para sobrevolarte. Y de patas, y así, cuando las alas -exhaustas- no puedan ya batir el viento, correré entre el follaje y me pararé en la ribera del lago, a contemplarte.

domingo, 4 de marzo de 2012

SUEÑOS, SOL Y SOLEDAD



Su pelo era una maraña de greñas sucias que caían sobre su frente, desordenadas; en sus ojos, finas venas ensangrentadas rodeaban la expresión de soledad que irradiaban al mirar; caminaba encogida sobre sí misma, en sus nudosas manos la mugre se colaba por las arrugas y la piel flácida y deslucida.
Su aspecto repelía a cuantos el destino cruzaba con ella. Mejor. No quería compañía, quienes se  habían acercado la aturdían y agobiaban con sus preguntas. La curiosidad, el morbo, eso era lo único que les movía.
Buscaba sitios apartados, descampados, arrabales, lugares solitarios donde perderse y disfrutar del silencio; le encantaban los días soleados; la sensación de bienestar del sol sobre su piel la trasladaba a su infancia feliz y despreocupada. Se agarraba fuerte a ese recuerdo y rememoraba sus infantiles anhelos: de mayor sería enfermera o azafata, puede que actriz, pero nunca, ni una sola vez soñó ser indigente.

jueves, 1 de marzo de 2012

UN PISO CON VISTAS



Nuestra pasión dejó de conformarse con encuentros furtivos. Decidimos vivir juntos. Estaría sola un tiempo, hasta que le dieran el divorcio.
El piso estaba en pleno centro y rodeado de zonas verdes. Muy soleado. Amueblado a la última. Un sueño hecho realidad. Comparado con mi vieja buhardilla era un palacio. Y me convertí en la solitaria princesa que lo habitaba. Las vistas a las zonas verdes tan relajantes al principio, pronto me asquearon al no tener con quien disfrutarlas, las lujosas y hasta entonces inaccesibles tiendas, llenaban mi armario al tiempo que saciaban mi curiosidad.
Pronto mi vieja buhardilla volvió a mis sueños. Sus ajadas macetas repletas de geranios, su suelo de madera deslucida, los cánticos mañaneros de Lucía la del cuarto, el machacón sonido del fútbol cada domingo en la radio del señor José que se colaba –impúdico- por el hueco del patio..., se convirtieron en un reclamo que no podía evitar más.
Mi flamante príncipe y sus caprichosas visitas al palacio se salieron del esquema del cuento que soñé para mí. Con la maleta llena y el corazón vacío, regresé a la calidez de mi ático con vistas a la realidad.
Texto: Yolanda Nava Miguélez

http://www.ivoox.com/un-piso-vistas-yolanda-nava-miguelez_md_1079123_1.mp3

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