Hoy parece más tranquila, me ha
recibido con un beso y ha esbozado una sonrisa pequeña y huidiza que no logró
mantenerse mucho tiempo en su boca, pero su mirada sigue velada y le siguen
temblando las manos. Intenta disimular. Me pregunta cómo ha ido el trabajo y me
muestra sus avances con los bolillos. Me alegro al verla resuelta a superarlo.
Se disculpa un momento. La sigo con la mirada. Con pasos de papel se acerca al
cuarto, entra, se queda frente a la camita y estira la colcha mil veces estirada
dejándola otra vez como estaba: sin pliegues.
Como los amigos de Wonderland son humanos pues también tienen olvidos y, aunque en su momento no mencionaron como finalista este relato en la semana correspondiente, si lo hicieron en la siguiente, como se puede comprobar en el audio del 08/11/2014 aprox. en el min. 39:55, para escuchar el audio pinchar aquí