lunes, 4 de mayo de 2020

"ÚLTIMA VOLUNTAD" mi propuesta para el concurso de Zenda e Iberdrola: Concurso de historias sobre nuestros mayores #NuestrosMayores


Concurso de historias sobre nuestros mayores




"ÚLTIMA VOLUNTAD"

Hay días que Lupe me recibe llena de ausencia y desmemoria. Esos días no me pide que le hable sobre “lo de ahí afuera”, ni me llena de besos ni risas. Esos días sus ojos son abismos y su boca un nido de silencio. Nos sentamos a ver los rosales en floración, a escuchar el canto de los pájaros y a esperar que el reloj marque el final de la visita. Son días hueros. Horas en blanco. Volver y encontrarme con la Lupe de verdad es el único remedio para compensar ese tiempo hueco.

La última vez que la vi estaba contenta. Tenía planes. Había recibido una llamada de su sobrina: ¡iba a venir a verla!, para Semana Santa, le había prometido, y traería a las niñas. Me enseñó otra vez la foto. Dos pequeñas idénticas, vestidas con el primor de los domingos, sonreían junto a su madre que miraba con orgullo a una cámara que probablemente sujetaban las manos del padre de las criaturas. “No vienen por su culpa”, aseguraba la anciana refiriéndose a él, como si la culpa pudiera ser solo una.

Pero la visita nunca llegó porque el destino dijo no y en su lugar envió a la anciana un visitante invisible que ni siquiera la dejó despedirse de mí porque era martes, y los martes tocaba visitar a doña Puri y llevarle la compra de la semana.

Me dijeron en la residencia que antes de subir a la ambulancia les encargó que todo lo suyo fuese para mí. Así que me han entregado su ropa, su cartilla, los trabajos que hacía en las manualidades y la foto de su sobrina con las niñas. Hoy la he conocido. Llegó muy nerviosa, acompañada de un señor armado de corbata y maletín, a reclamar lo que era suyo. Su tía, se encargó de decir al personal de la residencia, era soltera, no tenía nieta ninguna. Como si ellas no lo supieran. Para calmarla le he entregado todas sus cosas. Solo cogió la libreta y el papel con la última voluntad temblona de la anciana. Todo lo demás quedó allí, sobre la cama vacía. Lo ordené con un amor desprovisto de títulos, que se derramó salado sobre la alegría de las tres féminas de su familia, que contemplaban la escena  encerradas en papel cuché de 10 x 13.

#NuestrosMayores



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