miércoles, 21 de diciembre de 2011

RADIOGRAFIA DE UN INSTANTE



Me gusta contemplarte así: con la clandestinidad como aliada.
Tus manos escarban la tierra del jardín mientras tu boca tararea una canción. Apartas un mechón de pelo que cae -rebelde-, sobre tu frente. Lo apartas con un gesto mil veces repetido y mil veces fascinante y nuevo, para mí. Tu feminidad aflora en ese vuelo fugaz de tus dedos a tu pelo y se queda prendida en mi embeleso.
Tus manos -rugosas y delgadas-, aún atesoran la suavidad con la que todo lo han tocado; tus ojos, ahora más apagados y acuosos, cuando me sorprenden mirándote  –como ahora, furtivo-  se iluminan y ríen juguetones, llenándome de rubor, como el primer día que te vi.

3 comentarios:

  1. Esos amores de toda la vida, ese enamoramiento eterno que supera todas la vicisitudes, son un privilegio. Precioso. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por visitar mi jardín.

    Me ha gustado leer ese alegato en favor del amor sincero, que no repara en arrugas ni achaques, sino en momentos deliciosos de vida.
    Te sigo.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Gracias por pasaros por mi pequeño rincón y apreciar este momento que creo que a todas nos gustaría vivir algún día. Un abrazo.

    ResponderEliminar