sábado, 17 de diciembre de 2011

LA CITA

- Eh, eh, Luna, lunita amiga: ¿podemos hablar?
-Dime, buen Sol -contestó la luna gritando-. No quería acercarse mucho a él porque siempre que lo hacía acababa chamuscada.
-Lunita: ¿puedo pedirte un favor? Tronó el Sol, para que su lejana amiga pudiera oírle bien.
-Dime dorado amigo: ¿qué necesitas de mí?
-Ay lunita, es algo muy especial, es un deseo que arrastro desde que tengo rayos. Verás, cuando yo me escondo y el firmamento se cubre de negrura, he oído que se llena de fulgor, que diminutas estrellas lo pueblan con sus formas caprichosas, dime lunita: ¿es cierto que hay unas osas y todo? Me gustaría tanto verlas…
La luna menguó –pensativa-.
-¿Y qué puedo hacer yo para ayudarte, Sol, amigo?
-Puedes decirles que la próxima noche me concedan una cita, que adelanten su visita, ya sabes que yo siempre me escondo a la misma hora, que ellas aparezcan un poquito antes.
La luna se llenó, abrumada, realmente quería complacer al sol, era un buen tipo, pero lo que pedía era imposible.
Bajó sus ojos  –apesadumbrada-, no quería desilusionarle..., después de un largo silencio balbuceó con tristeza: “se lo diré, queda tranquilo”, pero el Sol ya se había escondido, había tardado mucho en  contestar y las estrellas ya danzaban y la rodeaban alegres, exhibiendo una belleza  que no podría admirar nunca su cálido amigo.

8 comentarios:

  1. Me gusta como haces del proceso lunar algo natural de su personalidad "Menguó pensativa".

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  2. Muy bonita historia, ¿las verá algún día?

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  3. Sí, muy bella. Felicidades, Yolanda.

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  4. Precioso cuento Yolanda,enhorabuena.

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  5. Qué cuento tan hermoso, quizás la luna le prepare un eclipse y entonces su sueño se cumpla .....

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  6. Gracias a todos, por vuestros comentarios.

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  7. El carácter de la luna queda muy bien definido, y la ingenuidad del sol también.

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